Solo si te iban a matar. O si la pena solicitada era superior a diez años de prisión. Ese era en Jordania el punto de partida para tener la oportunidad de ser defendido por un abogado de oficio sin preparación específica alguna.

Jordania es el puerto seguro de Oriente Medio. La monarquía que dota de cierta estabilidad al territorio de Abraham, del que surgieron el judaísmo, el cristianismo y el islam. El ojo del huracán de un avispero social, político y cultural.

Dicen que en Jordania lo único que no hay son jordanos. Sobre una población total de alrededor de diez millones de seres humanos más del treinta por ciento son palestinos. Un veinte por ciento iraquíes. Y cientos de miles procedentes de Egipto, Siria y Líbano, residiendo principalmente en Amán. Es el resultado de la suma de todos esos conflictos.

El último programa de ayuda estadounidense para Jordania fue de 1459 millones de dólares. El nuestro, el europeo, de 159 millones de euros. El objetivo, el mismo: intentar cultivar allí un estado de derecho de regadío.

El Consejo General de la Abogacía Española participó de uno de esos programas: “The rule of law in Jordan”. Buscaban un abogado que hablara inglés, hubiera trabajado en Oriente Medio y tuviera experiencia en formación inicial de la abogacía. Haber dirigido la Escuela de Práctica Jurídica de Cantabria, ser profesor de derecho procesal, haber realizado varios viajes de trabajo a Oriente Medio y ser “competent user” según el British Council me abrieron esa puerta.

Lo que encontramos allí mi compañero de viaje, Ricardo Ruiz de la Serna, y yo, fue un reglamento, The Legal Aid Bylaw 119/2018 para olvidar.  Pero encontramos también personas para recordar: Isidro García, Daniel Amareen, y los miembros del National Centre for Human Rights, Issa, Rasha y su jefa, Nisreen. Nunca una humilde foto de la Virgen María, clavada en una corcho con una chincheta amarilla, me causó tanta emoción.

La habilidad diplomática de Isidro moviéndose entre los jueces, funcionarios y abogados jordanos; el compromiso de Daniel, desde el bautizo; y la valiente labor del centro de derechos humanos de Naciones Unidas, tejen una urdimbre de pactos, coaliciones, avances, retrocesos y nuevos avances, siempre entre tres tazas de café. El de bienvenida, el de trabajo, y el de es hora de irse.

El fruto: ya hay una lista menos sesgada de incorporación al turno de oficio, se cuenta con una preparación competencial de los abogados de esa lista inspirada en el esquema de conocimientos, actitudes y habilidades, y se amplían los supuestos de concesión de abogado de oficio.

El reflejo dorado, al fondo, del sol del atardecer sobre la piedra de Judea del Palacio de Justicia no nos debe hacer apartar la vista del primer plano, abajo a la izquierda, las sillas y sombrillas, ya plegadas, en que, por las mañanas, nuestros compañeros abogados resisten en la acera bajo otro sol, menos piadoso, para aliviar la sed de quienes no tienen quien les defienda.